viernes, 4 de enero de 2008

La cueva de los siniestros elegantes

Desesperación
"Una situación se convierte en desesperada cuando empiezas a pensar que es desesperada"

Corría una leve brisa que inútilmente trataba de apagar los cuarenta grados de sensación térmica, sus manos y sus ojos estaban sintonizados en una sola dirección, el odio y la ira. La sola idea de pensarla con otro hombre lo volvía loco, la forma en que sus manos estarían tocando su cintura, su pelo, su rostro…

Trató en vano de distraerse haciendo alguna tarea doméstica, de esas “eternamente postergables” como ordenar los placares de la ropa de los abuelos, limpiar la baulera o tirar viejos trastos a la basura.
La tarde se le arrimaba y con ella la desesperación decía presente, ahora la idea de la infidelidad tomaba una forma mas concreta, ya no era un hombre, sino que era un tipo…se llamaba “I. Aderself” o por lo menos así firmaba todas las cartas de amor que le dejaba en el buzón los primeros Martes de todos los meses impares….Por supuesto esto lo sabía porque la espiaba, conocía todos sus movimientos…sus idas y sus vueltas, todas y cada una de las actividades de ella eran monitoreadas de cerca por una suerte de vigilante polimórfico que estaba alojado del lado de adentro de mi parietal izquierdo…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este es un lindo quión para un a peli de segunda de cine bizarro. Ojo que al abrir los placards te encontrás de todo.