martes, 8 de enero de 2008

El espacio y el tiempo del amor

El vino y esa mujer

"La formas que el viento provocaba en su pelo me llegaban hasta lo mas profundo de mi ocèano"


La tarde comenzaba su ciclo, como todos los días, pero hoy no era cualquier dia. Hoy la iba sorprender. Había leído en algún lado que la sorpresa era prima hermana del amor y que cuando caminaban juntas de la mano se producían cosas maravillosas, fue por eso que me decidí hacerlo...
Alrededor de las seis de la tarde me fui del trabajo y pasé por el supermercado, compré algunas especias, verduras y carne de cordero. también compré una botella de vino tinto Malbec, de las pitucas. Esas que tienen la etiqueta escrita en mas de un idioma.
Continue de camino a casa a esperarla a ella, pasè por una florerìa y le comprè el ramo de flores mas colorido y grandote que encontrè, adentro mìo sabìa que le iba a fascinar.
Entre a mi casa y me dispuse a cocinar, bah, cocinarle a ella. Habìa decidido que esa noche iba a ser toda para ella.
Saquè a relucir lo mejor de mi vieja colecciòn de vinilos y puse algunos discos de Joan Baez para amenizar la velada...
Cuando faltaba poco para que la comida estuviese lista llegaron las nueve de la noche...
La ansiedad se adueño de mi....y cuando se me hizo un nudo en la garganta sonò el timbre, seguro que era ella.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡que lindo que es esperar a una mina para cocinarle y darle! obvio, contá como sigue

Anónimo dijo...

Sin duda alguna, que el amor y las sorpresas van de la mano, son esos los momentos que a uno le hacen pensar que en verdad que la magia existe.